jueves, 20 de enero de 2011

CONCLUYENDO MIS ESCRITOS


Al contrario que la lectura, me encanta escribir. Hace que me desahogue, que pueda expresar mis sentimientos libremente. Parece que voy a hablar de otro idioma que no es el mío, pero creo que me falta mucho vocabulario (lo sé, debido a lo poco que leo) y por eso siempre he tenido el problema de repetir mucho las palabras. Es lo que peor hago, buscar sinónimos, aunque he mejorado bastante.
Sinceramente, considerando que no soy escritora profesional, no creo que escriba del todo mal. No suelo tener muchas faltas de ortografía, quizás de vez en cuando alguna tilde.
Esta asignatura me ha ayudado mucho con ese problema de la búsqueda se sinónimos del que he hablado antes. Ahora localizo mejor las palabras que repito y rápidamente intento buscar otra que tenga el mismo significado pero no sea igual.
Algo que he aprendido es a desarrollar mi imaginación. Estoy acostumbrada a escribir sentimientos o hechos reales y he dejado un poco de lado la creatividad. Hemos tenido que inventar dos leyendas de épocas distintas y escribir una carta súper original a los Reyes Magos para ganar 50 euros (que por cierto no gané, enhorabuena Bárbara).
Hemos hecho muchas actividades escritas, pero la mayoría de ellas estaban también relacionadas con la lectura o la parte oral, ya que luego en clase había que leerlo o contarlo.
Concluyendo, creo que esta asignatura me ha ayudado mucho a mejorar, como ya he dicho, alguna falta de ortografía, la búsqueda de sinónimos y sobre todo la creatividad. Y sigo en mi línea de animar a todos (incluyéndome) para practicar todo lo que uno sabe y no perder las buenas costumbres.

Mi habilidad lectora

Es difícil para mí sincerarme de esta manera en un blog que puede visitar cualquier persona. Lo cierto es que no me gusta nada leer. Odiar es una palabra muy fuerte así que la utilizaré para decir que odio que me obliguen a leer. A mí me gusta engancharme a lo que yo quiero, lo que me parece interesante. ¿Qué es lo que me parece interesante? Los hechos reales: diarios, memorias, estudios sobre algo… pero no me gusta nada la ciencia ficción. Creo que no es bueno que en el colegio te obliguen a leer, sólo hace que cojas manía a los libros. Sé que leer es imprescindible, cultural y prácticamente obligatorio y estoy orgullosa de poder leer un cartel, un periódico o un libro,pero no me gusta.

Cuando hicimos la prueba de lectura en clase, mi comprensión no era mala pero mi velocidad pésima. He de admitir que leo demasiado despacio.

Durante este cuatrimestre, mi preocupación no disminuía; no veía mi evolución. Sin embargo, hace relativamente poco me di cuenta de que mi velocidad no había mejorado mucho pero mi comprensión era mucho mejor. Antes, aparte de mi lentitud, tenía que leerme los textos varias veces para entender qué era lo que me estaban contando. Ahora sólo tengo que leerlo una vez, un poquito más rápido (que sigue siendo despacio), pero ¡Una sola vez!

Estoy súper contenta de esta mejora. Tengo 21 años y aún me avergüenzo de cómo leo, pero me doy cuenta de que poco a poco lo puedo mejorar.

En conclusión; prometo que voy a seguir practicando mi velocidad para leer e intentaré engancharme a la lectura un poco más y cogerla algo de cariño (aunque esto último no será fácil)

EL COTILLEO

AVISO A INTERESADOS: Para poder comprender este texto debes prestar tu máxima atención ya que puede llegar a ser algo confuso.

Quizás porque no me apasiona leer he aprendido a escuchar bien. Desde pequeña cuando una profesora nos explicaba algo yo prefería escuchar atentamente su explicación a tener que leérmelo tres o cuatro veces en casa. Si la comprendía a ella, sólo tendría que repasarlo en vez de estudiarlo.
Cuando alguien está explicando o contando algo, mi cabeza se centra en eso de manera que el resto de las voces sólo las oigo de fondo (aunque me molestan), sobre todo si el tema a tratar es interesante.
No creo que haya aprendido a escuchar con esta asignatura, sino que me he dado cuenta de cómo se escucha. Jamás pensé que para ello tuviera que asentar la cabeza, achinar un poquito los ojos o decir “sí” de vez en cuando. Precisamente digo “jamás lo pensé” porque creo que siempre lo he hecho aunque no me daba cuenta de que lo hacía. Si alguien me está hablando no puedo permitirme el lujo de apartar la concentración de él para pensar: cuando acabe esto le digo que sí, ahora es cuando tengo que sonreír, en un rato muevo un poquito la cabeza o… ¿Tendré cara de interesada?
En cuatro meses he aprendido a hacer que no escucho escuchando y a hacer que escucho sin escuchar y os aseguro que es muy útil. Pero lo mejor de todo es que he aprendido a hacer sentirse a una persona escuchada y eso es muy importante. Debemos utilizar un poco nuestra empatía y pensar que si fuéramos nosotros los que estuviéramos ahí delante, nos gustaría que la gente se interesase en lo que contamos.
Siempre me ha encantado escuchar; que me cuenten cuentos, historias o vidas enteras.
Mi conclusión es que jamás dejaré de escuchar y aún que me quedara sorda, seguiría escuchando porque no sólo se escucha a través de los oídos sino que también se hace a través de los gestos.

El charloteo

El primer trabajo que hicimos, en el que tuvimos que hablar delante de toda la clase, era una presentación. He de reconocer que estaba muy nerviosa, no conocía a nadie aún y yo creo que más que nervios… era vergüenza. En el monólogo era diferente, ya conocía a toda la clase, tenía confianza con ellos y salí frente a las mesas con una seguridad en mí misma…que ni yo me lo creía. Gracias a estos diferentes trabajos que hemos hecho, he aprendido mucho más. Las hojas de autoevaluación han sido muy útiles para mí. Me han ayudado a aprender de mis errores y a poder corregirlos. Quizás, al principio pensaba que no sería capaz de acabar con todos los fallos que tenía (no eran pocos) pero esas hojas, en las que solamente había que poner crucecitas (cosa que me parecía un absurdo), han hecho que consiga mi objetivo.
Es muy probable que hoy no esté preparada para dar una charla de 5 horas delante de 200 personas, pero he aprendido ha dar “la charla” delante de 30 personas sin tener pánico a la palabra. Obviamente, juego con ventaja, a esas personas ya las conozco y ¿Quién sabe si mañana tendré que hablar delante de 200 individuos que ni siquiera conozca?
 He mejorado esas muletillas de “eh…”, “pues…”, “y…” creo que ya no las digo tanto. Eso y aprender a no repetir tanto las palabras han sido los aprendizajes más útiles que he llevado a cabo durante este curso.
Aún así, en el futuro voy a tener a unos 25 niños en clase y no puedo permitirme el lujo de “quedarme en blanco”.
Tengo que seguir mejorando el hablar delante del público porque es algo que no se puede dejar apartado, si no se pierde la práctica.

Carta especial a los de Oriente

Queridos Reyes Magos:

Otra vez están aquí las navidades, un aburrimiento. Ya he ido a la Plaza Mayor, al circo y al Cortilandia, pero estar siempre con los mayores no es divertido.

En casa de mis amigos hay siempre mucha gente, vienen todos los primos y juegan juntos, hacen lo que quieren porque hay mucho jaleo y los mayores no les regañan tanto.

Mi amigo Manu se va al pueblo a casa de sus abuelos y le dejan salir solo a la calle. Va con otros niños a pedir el aguinaldo, que es ir casa por casa cantando villancicos para que te den dinero. Luego lo que sacan lo reparten y compran “chuches”.

Nosotros no hacemos nada divertido porque ni papá ni mamá tienen hermanos, así que nos sentamos en la mesa con los abuelos y yo tengo que comportarme como un mayor y eso… me aburre.

Todos me dicen que tengo que estar contento porque tengo todos los juguetes que mis amigos quieren pero ¿A quién le gusta jugar con un padre?

Este año no quiero juguetes, ni peluches, ni pinturas… Con todo eso no puedo jugar. Quiero un hermanito para no ser un adulto tan pequeño. Da igual niño o niña, pero que venga pronto.
           
Al lado del árbol tenéis cosas para comer

martes, 14 de diciembre de 2010

INSTRUCCIONES PARA ESTORNUDAR

    Un estornudo es la expulsión del aire previamente inspirado por la nariz y la boca.

    Primero siente un cosquilleo alrededor de las fosas nasales. Le comienza a picar la nariz y se la frota disimuladamente.

    A continuación, los ojos se entrecierran y comienzan a llorar (sin llegar a caer lágrima pero dejándolos vidriosos) a la vez que la cabeza se levanta hacia el cielo. Se coge aire por la nariz y por la boca hasta llenar los pulmones. Una vez que estos de llenan, se hace fuerza con la tripa para expulsar el aire de golpe por ambos orificios, nariz y boca, y emitiendo una vibración de las cuerdas vocales, a un elevado volumen, algo parecido a una “u”.

    Lo más educado sería ponerse una mano delante de la boca y de la nariz para evitar que las mucosidades o la saliva salgan disparadas.

    Informamos que el estornudo es rápido y espontáneo.

    Por último, recordamos que un estornudo es un acto completamente involuntario. En el caso de “hacer que estornudas” siempre queda mal y antinatural, con lo cual, evítelo.

EL CAMBIO DEL ARMARIO

    Hoy por hoy todos tenemos un derecho, el de aprender, el de recibir una educación y creo que es uno de los más importantes.

    Nuestra actual escuela es muy diferente a la anterior. La educación, el aula, los niños, los temarios, la forma de actuar… Todo ha cambiado y seguirá cambiando siempre. Las aulas son más “divertidas”, pero solo hasta cierta edad. Cuando somos pequeños vamos al colegio contentos, sabiendo que vamos a jugar, a bailar o a cantas y que con eso vamos a aprender. Luego crecemos y se acaba toda esa diversión, ya nos mandan tareas, estudiar y hacer otras muchas cosas que no nos motivan. Mientras más avanzado sea el curso, más “fea” y aburrida es la clase.

    Se le está dando mucha importancia a aprobar historia, matemáticas, biología… Sí, es básico para nuestra propia formación, pero lo peor de todo es que se está dejando a un lado el “saber vivir”. Ser educados, responsables, autónomos, tener intereses culturales, musicales, saber de política, de economía…Todo ello es imprescindible para saber llevar a cabo una vida adulta

    Al principio, aprender en un aula era leer, escuchar, pensar, por llamarlo de algún modo “filosofear”. Hoy es estudiar, aprender de memoria sin pensarlo, sin relacionarlo con tu vida y eso no motiva. Mañana espero que sea una motivación día a día para los niños y adolescentes. Es difícil, pero llegará (o eso espero).

    Hay algo que tenemos que tener claro todos, y es que la educación es un derecho y no un deber como cree mucha gente.