jueves, 11 de noviembre de 2010

PIENSA EN POSITIVO


Hay veces  que queremos conseguir algo que nos resulta muy difícil. Practicamos y practicamos para lograrlo pero la paciencia se acaba, tiramos la toalla y lo damos por imposible. A veces tenemos que sentirnos afortunados y agradecidos con alguien que está ahí para ayudarte y para intentar que no te des por vencido.
Este video muestra cómo el joven intenta hacer esa pieza de cerámica que le muestra el alfarero y ocurre exactamente lo anterior explicado. El joven se enfada consigo mismo porque no consigue moldear bien la pieza de barro, pero el alfarero le ayuda y consigue aprender.
Historia del arte me gustaba, pero era una asignatura muy difícil de aprobar porque la profesora puntuaba muy bajo y siempre quería más de lo que dábamos. Estudiaba por el libro, por los apuntes, hacía comentarios de imágenes y me esforzaba todo lo posible, pero no conseguía el objetivo: aprobar los exámenes.
Un día, ya desesperada, me sentía inútil, no podía entender que todo mi esfuerzo no sirviera para nada. Tiraba la toalla, ya tenía claro que no iba a aprobar y para qué seguir perdiendo tiempo que podría dedicarle a otras asignaturas. Entonces llegó mi madre, “alguien que está ahí para ayudarte y para intentar que no te des por vencido”. Se sentó conmigo en la habitación y me explicó que si no luchas por eso que quieres jamás lo conseguirás, que “el que la sigue, la consigue”. Insistió en que siguiera haciendo resúmenes, comentarios y que no me desinteresara por la asignatura pero… yo seguía con los cuatros (como la mayoría de mis compañeros, que opinaban que un cuatro ya era de agradecer con esa profesora).
Para mi sorpresa, a final de curso saqué un cinco, ¡Con eso tenía bastante! Yo no me vi, pero creo que mi cara de sorpresa y felicidad lo dijo todo, y más cuando de 25 personas únicamente aprobamos 8.
Ahora tengo que agradecerle a mi madre ese apoyo que me dio (como se lo dio el alfarero al niño) porque si no lo hubiera hecho no hubiera aprobado arte, no tendría el bachillerato y no estaría estudiando lo que siempre he querido, magisterio infantil. Y al igual que el niño del video, no hubiera conseguido esa confianza en sí mismo, cosa que a mi me han enseñado a tener.

1 comentario:

  1. Me ha encantado.

    Ahora trata de ponerte en el otro papel, en el del maestro alfarero. Tú estarás en un aula dentro de poco y debes pensar qué tipo de maestra quieres ser: de las que enseñan o de las que ponen en situación de aprender apoyando ese aprendizaje. Échale otra ojeada al vídeo (¿Cómo actúa el alfarero?) y completa un poquito tu reflexión.

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